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Published mayo 26, 2013 by Norio Reyes with 0 comment

Lorenzo Rivas "Antes de ser diputado fui cartero en Sensuntepeque"

Noticia vista en: DIARIO LA PAGINA
Lorenzo Rivas, es actual diputado en la Asamblea Legislativa por el departamento de Cabañas y pertenece a las filas del partido GANA. Antes de ocupar un curul en el primer órgano del Estado, Lorenzo trabajó como cartero en Correos de El Salvador, labor que le ayudó a pagar sus estudios en Ciencia Jurídicas y posteriormente convertirse en funcionario judicial y ahora diputado de la República. 
Rivas narró a Diario La Página su historia de éxito y cómo el trabajo con esfuerzo puede sacar adelante a los salvadoreños. Aseguró que él es un fiel ejemplo de ello. Esta es su historia. 
 
Nací y me crié en el municipio de Jutiapa en Cabañas, en una familia bien humilde de agricultores. Crecí y después me incorporé a las tareas de siembra de mi papá, pero siempre tuve la “espinita” de crecer académicamente y ser alguien en la vida. 
 
Debido al conflicto armado fuimos exiliados con mi familia a Ilobasco, en el mismo departamento, donde prácticamente iniciamos una nueva vida con el enorme deseo por salir adelante. 
 
Poco a poco y con mucho esfuerzo logré terminar mi educación básica en una escuela pública de Ilobasco, pero para dar el salto a bachillerato me encontré con muchas dificultades. Por “el amor a los centavos” decidí buscar un empleo para poder costear mis estudios y ayudar “un poco” a mi familia. 
 
Con la ayuda de Dios encontré trabajo “a mucho honor y mucha honra como cartero” en Correos de El Salvador en la oficina que se encargaba de la zona entre Ilobasco y Sensuntepeque. Ahí comencé a combinar mis estudios y mi trabajo entregando cartas en distintos municipios de Cabañas y otras zonas del país. 
 
Recuerdo que mi primer día de trabajo fue el 5 de febrero de 1990, unos años antes que finalizara el conflicto armado y cuando las cosas aún estaban un poco tensas por la guerra civil. 
 
Posteriormente fui trasladado a la oficina departamental de correos en Sensuntepeque, por lo que todos los días tenía que viajar de Ilobasco hasta allá. Muchas veces me iba colgado de los buses y viajé hasta en la parrilla para no llegar tarde a mi trabajo y mantener la puntualidad que todo cartero debe tener como característica personal. 
 
Los últimos años de la guerra se volvieron un bien complicados, a cada rato quemaban buses, habían paros de transporte público, obstáculos en las carreteras y hasta balaceras, por lo que pensé en quedarme a vivir en Sensuntepeque y buscar un pupilaje con una de las familias de la zona. 
 
Recuerdo que mi primer pago fue de 988 colones y eso me ayudaba para mis estudios de bachillerato que hice por la noche en el Instituto Nacional de Sensuntepeque. De día yo pasaba trabajando. 
 
Cuando llegaba al trabajo, lo primero que hacíamos era ordenar las cartas y ver para dónde iban, luego se hacían los grupos de reparto. Al regreso a la sede de correos sacaba mis libros y estudiaba…así se me pasó el tiempo hasta que entré a la universidad, pero seguí trabajando para la institución. 
 
Fueron cuatro años y medio los que estuve como cartero. Conocí a mucha gente de todos los niveles, gente honrada, humilde, funcionarios, empresarios, amas de casas y campesinos, con quieres me gustaba platicar ya sea que les llevara buenas o malas noticias. 
 
Uno de las malas experiencias que tuve mientras repartía las cartas era quedar atrapado en medio de una balacera, pero gracias a Dios salimos con bien. Otra fue una vez que llegué a una casa y tenía una ventana abierta y yo metí la mano para dar la carta y un perro casi me muerde el brazo. 
 
Me gustaba ver el rostro de la gente cuando recibían noticias de sus familiares de Estados Unidos, cuando les avisábamos que tenían una remesa y que fueran a traerla a las instalaciones de correos o cuando les llevábamos algunos accesorios o ropa que enviaban sus seres queridos. 
 
Luego las autoridades de correos me dieron la oportunidad de atender en las oficinas en el área de ventanillas, siempre estudiando en la universidad hasta que en 1996 dejé la institución ya que gracias a mí trabajo como cartero, un juez de Sensuntepeque me conoció y me dio la oportunidad de entrar el ámbito judicial. 
 
Primero entré como citador, luego estuve como notificador, también como resolutor, secretario de juzgado y cuando me gradué de la universidad me nombraron Juez de Paz. 
 
A través de mi trabajo como aplicador de la ley fue que después ingresé a la política y gracias a mi confianza en Dios, esfuerzo y apoyo de mis familiares, ahora estoy sirviendo a la patria desde la Asamblea Legislativa. 
 
Recientemente, el diputado Rivas fue invitado a las oficinas centrales de Correos de El Salvador, donde el Ministro de Gobernación, Ernesto Zelayandía y la directora de la institución Margarita Quintanar, quienes le reconocieron su esfuerzo y el aporte que le dio a la institución en los años 90. 
 
Cambios en la institución 
 
Rivas afirmó que reconoce el enorme trabajo que hacen los carteros tiene nuevos retos debido a los avances tecnológicos que han facilitado la comunicación entre los salvadoreños y el mundo, por lo que el envío de cartas ha disminuido considerablemente. 
 
Sin embargo, el diputado detalló que el oficio de cartero ha evolucionado y ahora se ocupa para situaciones tan fundamentales como la entrega de medicamentos a la población, programa que funciona en coordinación con el Instituto Salvadoreño del Seguro Social y la entrega de recibos de servicios básicos como los de energía eléctrica y agua potable, entre otros. 
 
El diputado lamentó que los empleados laboren en galeras modestas específicamente en la sede central, debido a que el edificio sufrió daños en los terremotos y ahora laboran en una sola planta y con condiciones mínimas, pero a pesar de ello considera que Correos de El Salvador se ha convertido en una institución de excelencia mundial. 
 
"A mucho orgullo y honra puedo decir que pasé de cartero a diputado de la República", dice sonriendo. 

Mensaje a la juventud 
 
El diputado afirmó que espera que su historia sirva de inspiración para muchos jóvenes y que ellos tengan claro que "con esfuerzo, fe , dedicación y apoyo familiar todo es posible". 
 
“Jóvenes deben confiar en ustedes mismos. Les pido que no se distraigan mucho en cosas vanas y aprovechen en tiempo y escuchen a las personas que dan buenos consejos”, expresó Rivas. 
 
Asimismo aseguró que "cuando uno se esfuerza Dios le pone ángeles en el camino", como en el caso de él, que conoció a un empleado de educación, Leonel Abrego, que le brindó donde vivir mientras avanzaba con sus estudios.

Don Leonel actualmente trabaja en la sede departamental de San Salvador 
 
"Sin conocerme me abrió las puertas de su casa y se convirtió en un apoyo fundamental en mi desarrollo personal y profesional, lo que le agradezco profundamente a él y a su familia", recordó el parlamentario. 
 
Finalmente insistió principalmente a los jóvenes "que se esfuercen por salir adelante, ser productivos y personas de bien".

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