Los emoticonos y smileys ya forman parte de la cultura general. Esos símbolos que permiten que la comunicación escrita en chats e emails tanto en el ordenador como en el tablet o el móvil se vuelva menos formal, y que logre —aunque sea ligeramente— comunicar emociones.
Ahora un grupo de científicos de la Universidad Flinders en Australia ha elaborado un estudio que parece demostrar que nuestros cerebros procesan las sonrisas de los emoticonos como sonrisas reales.
Un grupo de 20 participantes en el experimento observó varias imágenes en las que había tanto emoticonos sonrientes como caras de personas reales sonriendo. Unos sensores grababan las señales cerebrales de los participantes al observar esas imágenes.
Un grupo de 20 participantes en el experimento observó varias imágenes en las que había tanto emoticonos sonrientes como caras de personas reales sonriendo. Unos sensores grababan las señales cerebrales de los participantes al observar esas imágenes.
Los resultados fueron sorprendentes: la señal llamada N170 que evalúa cómo captan los sujetos esas imágenes se activaba claramente al ver imágenes de gente sonriendo, pero también ocurría lo mismo al ver emoticonos y smileys.
No obstante, al girar el emoticono y situarlo al contrario de la forma en la que lo vemos en pantalla esa señal se desvenecía. De ese modo al ver
:-)
la señal sí se producía, pero no ocurría lo mismo al ver (-:
ya que el cerebro no procesa esa señal como hace al estar escrita en el sentido “habitual”.
El principal responsable del estudio, Oweb Churches, indicó que esto es interesante porque revela que podemos integrar una respuesta aprendida y otra innata. Estamos “programados” naturalmente para reconocer caras humanas, pero solo mediante el aprendizaje específico podremos comprender lo que esos puntos y paréntesis significan.
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